Es el momento para iniciar una ‘slow life’
Cuando termine el periodo de aislamiento social, ordenado por gobiernos de muchos países para minimizar los contagios ante la pandemia por la COVID-19, muy seguramente las cosas no serán como antes.
La cuarentena preventiva en casa, en principio, nos ha llevado a cambiar nuestras rutinas y adaptar estos íntimos espacios como sitios de trabajo o estudio, pero también nos invita a replantearnos otros aspectos en nuestros estilos de vida. Por ejemplo, ya comenzamos a interiorizar mucho más los hábitos de higiene, somos más conscientes del reconocimiento que merece la labor del personal sanitario, de supermercados, de limpieza y de todos aquellos trabajadores y trabajadoras que hasta en medio de un estado de alarma permiten que todo siga funcionando más o menos normal; e incluso está despertando una enorme solidaridad y fortaleciendo comunidades.
Pero más allá de eso, este momento de confinamiento en casa indudablemente nos enseñará que hacer una pausa es necesario, que no está mal parar y experimentar la calma que ofrece el escapar de la prisa del día a día a la que nos hemos acostumbrado. Quizás es el momento ideal para iniciar una ‘slow life’ o vida lenta, un movimiento que promueve gestionar muchos aspectos de nuestras vidas de forma lenta y consciente.
No está mal parar y experimentar la calma que ofrece el escapar de la prisa del día a día a la que nos hemos acostumbrado.
Movimiento ‘slow’
El nacimiento del movimiento ‘slow’ es atribuido al sociólogo y periodista italiano Carlo Petrini, cuando en la década de los 80 lideró el activismo en contra del auge de la comida rápida, a raíz de la apertura de un local de McDonald’s en la Plaza España, en Roma. Esta reacción social buscaba inicialmente proteger las tradiciones alimentarias locales, el placer gastronómico, así como un ritmo de vida lento. El sociólogo consideraba que con la extensión de cadenas de comida rápida en Italia y el resto del mundo, podría perderse la identidad de las comunidades.
A esta filosofía se le denominó ‘slow food‘ (comida lenta), pero ha terminado convirtiéndose en el eje de un movimiento que se extiende a diferentes ámbitos y reivindica los ritmos de vida pausados para dar valor a lo que se experimenta en el momento presente. Así, han surgido tendencias como ‘slow clothes‘, ‘slow tourism‘, ‘slow sex‘, ‘slow work‘, ‘slow schooling’, ‘slow life‘, entre otras.
Con la extensión de cadenas de comida rápida en Italia y el resto del mundo, podría perderse la identidad de las comunidades.
La lentitud también es buena
En la sociedad actual imperan los ritmos de vida acelerados y este momento de aislamiento social nos ha permitido disponer de mucho más tiempo del que tenemos en nuestras rutinas normales. Sin proponérnoslo, nos ha dado la fórmula para hacer una pausa y entender que no está mal quedarse un mes o más en casa.
El periodista y escritor Carl Honoré es autor del libro Elogio de la lentitud, con el que se ha convertido en un referente internacional del movimiento ‘slow‘, proponiendo la reinvención de los conceptos “lento” o “lentitud”, que suelen estar cargados de connotaciones negativas.
“Lento es una palabra mala en nuestra cultura. Es sinónimo de holgazán, vago o de ser alguien que se rinde. Yo creo que el objetivo del movimiento ‘slow’ es derribar ese tabú cultural y decir que también existe la lentitud buena. Esta significa tomarse el tiempo para comer con sus familiares con el televisor apagado, o tomarse el tiempo en la oficina para mirar un problema desde todos sus ángulos para decantarse por una mejor decisión o incluso solo tomarse el tiempo para desacelerar y saborear la vida”, señaló Honoré en una charla.
“En esa precipitada carrera a menudo no vemos el daño que nos hace vivirla. Esa cultura rápida se nos infiltra de tal manera que casi no percibimos cómo afecta a cada aspecto de nuestras vidas. Y a veces necesitamos una llamada de atención que nos advierta que vivimos nuestras vidas con prisa en vez de vivirlas realmente, de que estamos viviendo la vida rápido, en lugar de vivirla bien”, puntualizó.
Quizás esta contingencia es nuestra llamada de atención.