La conservación y restauración de esculturas también es un arte
Es de mucha importancia la labor de los profesionales en restauración y conservación del arte. Como su nombre claramente lo indica, su función apunta a reparar, proteger y sobretodo preservar piezas artísticas diversas, como esculturas o pinturas, frente al inevitable paso del tiempo.
Se trata de un trabajo de amplio detalle y dedicación, sobre el que recae una gran responsabilidad, debido a que será su resultado el que permita que la pieza restaurada continúe transmitiendo su significado artístico y social, aquel sentido original que quiso atribuirle su autor. En otras palabras, podríamos decir que también se trata de un arte.
Recientemente, siete esculturas de la colección permanente del Centro Henri Lenaerts fueron sometidas a un proceso de intervención, llevado a cabo por Cyrpa Conservación y Restauración del Patrimonio. Para resaltar la relevancia de estos trabajos, os mostramos un poco cómo se desarrollaron.
Conservación frente al deterioro
Las esculturas intervenidas fueron Campesina agachada (1950), Curiosidad (1950), Investigación (1966), La caída de Ícaro (1977), Meditación (1992), Ofelia (1990) y Yogui (1971). Estas labores fueron realizadas por Elena Huerta Gorrichategui, Miriam López García y Mar Navarro García, profesionales en restauración y conservación.
Todas estas esculturas están instaladas en el Jardín de Paulette, uno de los espacios exteriores de la casa museo, en Irurre. Por tal razón, factores como la constante exposición a las deposiciones de pájaros, nidos de insectos, telas de araña, entre otras acciones de agentes de la naturaleza, así como la suciedad superficial, la exposición al agua de riego y la consecuente debilitación del bronce con procesos de oxidación superficial, produjo deterioro a las piezas, lo cual requería ser subsanado.
Meditación (1992)
Desliza para observar los cambios
De acuerdo a Cyrpa, los criterios en los que basaron el proceso de conservación a las esculturas fueron los de mínima intervención, compatibilidad y homogeneidad de los materiales empleados y reversibilidad de los procesos aplicados. Cada una de las piezas seleccionadas había sido intervenida con anterioridad, por lo que se hizo necesario eliminar las protecciones aplicadas, de cara a facilitar la completa limpieza de las mismas.
Ofelia (1990)
Desliza para observar los cambios
El proceso consistió en realizar una limpieza superficial con brochas. Luego, limpiar la superficie con WS, para eliminar el anterior recubrimiento de cera, y repasar con acetona. Con bisturí se eliminaron concreciones de cal encontradas. Y finalmente, se aplicó una protección mediante resina acrílica y cera microcristalina, lo que permitirá alargar la correcta conservación de las piezas intervenidas.
Yogui (1971)
Desliza para observar los cambios
Al finalizar las labores de intervención, Cyrpa recomendó que la pauta de conservación preventiva más fundamental de cara a un futuro sea “la del control minucioso de los valores de cal aportados por el agua de riego”. Además, consideró que “el bronce, tal como lo encontramos tratado, es capaz de mantenerse en el exterior, con una mínima intervención de conservación esporádica, basada en limpiezas superficiales, aunque se ha de controlar que no haya materiales agresivos para el mismo”.
No obstante, el resultado más valioso de este proceso de restauración y conservación es poder seguir apreciando el sentido que Henri Lenaerts le imprimió a cada una de estas esculturas, a través de la recuperación de los rasgos originales de su trabajo artístico. Visitando nuestra casa museo o asistiendo a nuestras actividades podrás conocer de primera mano estas esmeradas intervenciones que recibieron nuestras esculturas.