Hablemos de espiritualidad laica
No es casual que al pensar en el término “espiritualidad”, generalmente aparezca el concepto de “religioso” o “religión” como complemento necesario para dotarlo de sentido. De hecho, una de las definiciones del término “espiritualidad”, según la Real Academia de la Lengua, es “cualidad de las cosas espiritualizadas o reducidas a la condición de eclesiásticas”, remitiéndonos directamente a un concepto relacionado con la Iglesia y las confesiones religiosas.
La tradición ha ligado el desarrollo o la construcción de la espiritualidad en los hombres y mujeres como una facultad exclusiva de la institución que representa la Iglesia en la sociedad, indistintamente de la religión que esta lidere. En el contexto religioso, la espiritualidad se expresa necesariamente en la relación que establecen los humanos con la entidad superior reconocida por una creencia concreta, a través de la práctica religiosa.
Es quizás por eso que la expresión “espiritualidad laica” en principio pueda entenderse como un oxímoron, como una expresión que combina dos palabras con sentido contrario. Y no es así. La espiritualidad apela al cultivo del espíritu y este no es más que la realidad interior de hombres y mujeres, que va más allá de lo material e individual y que reconoce su cualidad humana en función del bienestar colectivo.
Henri Lenaerts siempre consideró que el espíritu está en la consciencia personal y por tanto la espiritualidad reside en el conocimiento y atención sobre esa consciencia. Así lo dejó escrito en una de sus reflexiones: “Lo espiritual está más allá de las tres dimensiones, físicas, psíquicas y mentales. En efecto, lo mental no da siempre la razón, justifica todas nuestras acciones. Lo mental y el pensamiento son emanaciones del plano físico. Ambos forman parte de la sustancia, pero además está la esencia, de la que la sustancia es la manifestación. Este es el campo de la consciencia capaz de reflexionar sobre la verdad de su propio pensamiento. La consciencia es la capacidad de cuestionarse, es la autocrítica, el gran misterio de la vida”.
El artista belga también se atrevió a formular una contundente afirmación: “Dios no existe. Si no hacemos lo que hay que hacer y hacemos lo que no hay que hacer, caminamos hacia nuestro final. Por lo tanto, Dios existe. Y ¿qué es Dios? Ser consciente de lo que hay que hacer y no hacer y actuar según esta consciencia”.
Al preservar y difundir la vida, pensamiento y obra del artista, el Centro Henri Lenaerts promueve la profundización en la capacidad humana para desarrollar la espiritualidad laica, esa consciencia interior que todos poseemos, independientemente de cualquier confesión religiosa.
Lo espiritual está más allá de las tres dimensiones, físicas, psíquicas y mentales.
Necesaria reflexión sobre la espiritualidad
En 2018, el Centro Henri Lenaerts participó en un interesante ejercicio organizado por Ruper Ormaza Larrozea, vicepresidente de los centros de UNESCO de España, con el propósito de promover a la espiritualidad como un tema que pueda vincularse a la agenda educativa y cultural de la UNESCO y la población en general, destacando la transformación social posible a través de la cultura, la educación y la ciencia, pero además anclada al desarrollo humano integral a partir de la espiritualidad.
El ejercicio consistió en la recopilación de una serie de entrevistas a personas vinculadas a diversas organizaciones y que desarrollan su interés por la espiritualidad desde distintos ámbitos. Tras obtener las respuestas al cuestionario propuesto, se obtuvo el informe “Espiritualidad y UNESCO” como primera actuación de un proyecto de investigación y de reflexión sobre la espiritualidad como dimensión humana importante para los seres humanos. Actualmente, se está preparando una segunda edición de este informe y está prevista su próxima publicación.
“Defendemos que la espiritualidad y el viaje interior que supone es un tema a cultivar y desarrollar en todos los ámbitos de la vida. Una dimensión a trabajar a lo largo de toda la vida para renovar permanentemente nuestra mente y lograr un desarrollo personal y colectivo”, consideró Ormaza.
Por el Centro Henri Lenaerts, el profesor de yoga Raúl Hernández y la socióloga Ana Aliende expusieron algunas reflexiones para este ejercicio:
“La espiritualidad la concibo como la expresión más pura de libertad interior. Vivimos momentos en los que la espiritualidad está empezando a ser tratada sin pudor, libre de cualquier estructura religiosa. Hasta ahora al haberse aceptado casi de manera unánime patrimonio de la religión, correspondía a la esfera privada su abordaje. Sin duda se viven con entusiasmo las enormes posibilidades que se han de ir explorando al romper dichas cadenas que tenían a la espiritualidad bajo el yugo de cualquier religión”, manifestó Raúl Hernández.
“La espiritualidad es la educación de la mirada hacia una realidad interior. A través de las prácticas (meditativas, yoga, oración, etc.) se alcanzan estados de consciencia permanentes contrastables, expresables y probablemente comunicables. Estos estados son los que permiten trascender lo cotidiano y combatir imaginaria y prácticamente por la construcción de una alternativa apropiada para la humanidad. Es difícil abordar este tema si no se tiene experiencia del mismo, si no se conoce, si no se practica, si no se sabe en definitiva. Y ese saber nunca se da de una vez por todas y requiere mucha sutileza para ser transmitido”, consideró Ana Aliende.
Vivimos momentos en los que la espiritualidad está empezando a ser tratada sin pudor, libre de cualquier estructura religiosa.
De interés
Los encuentros de meditación y de yoga que realiza el Centro Henri Lenaerts se proponen como un ejercicio cognitivo que se desarrolla desde la espiritualidad laica, no como uno de fe, creencias o valores.
Si te interesa asistir a nuestra próxima jornada, revisa las fechas de nuestra programación mensual, apúntate en el día que mejor te venga y acude con ropa cómoda. Si quieres aclarar alguna duda, esperamos tu llamada o mensaje.